¿Mi hijo solo es inquieto o muestra signos tempranos de TDAH?

¿Tu hijo se distrae con facilidad, actúa con impulsividad o parece tener energía inagotable? Si bien es normal que los niños pequeños sean activos, cuando ciertos comportamientos se repiten con frecuencia y afectan su vida diaria, podrían ser señales tempranas del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Este artículo ofrece una guía práctica para que madres, padres y cuidadores puedan identificar síntomas clave y tomar decisiones informadas desde etapas tempranas.

¿Qué es exactamente el TDAH?

El TDAH es uno de los trastornos del neurodesarrollo más comunes en la infancia. Según datos del Ministerio de Sanidad de España, se estima que entre el 5 % y 7 % de los niños presentan síntomas compatibles con este diagnóstico. Se manifiesta a través de tres ejes principales: falta de atención, impulsividad e hiperactividad.

No se trata de una cuestión de mala crianza o falta de límites. El TDAH tiene un origen neurológico, con diferencias en el desarrollo y funcionamiento del cerebro. Detectarlo a tiempo ayuda a prevenir complicaciones escolares, dificultades en las relaciones sociales y problemas de autoestima.

La importancia de una detección temprana

Si no se identifica ni trata, el TDAH puede extenderse a la adolescencia e incluso a la adultez. Según la Asociación Española de Pediatría (AEP), el 60 % de los niños diagnosticados mantienen síntomas significativos en etapas posteriores de la vida. Intervenir de manera temprana puede:

  • Mejorar la capacidad de concentración y el rendimiento escolar
  • Fortalecer el manejo emocional
  • Disminuir conflictos con sus pares
  • Reducir la necesidad de medicación a largo plazo

Cómo usar esta lista de verificación

Esta lista no reemplaza un diagnóstico profesional, pero puede ser una herramienta útil para observar patrones persistentes. Los ítems se agrupan en tres áreas:

  • Falta de atención
  • Hiperactividad e impulsividad
  • Dificultades emocionales y sociales

Se recomienda observar si los comportamientos ocurren “con frecuencia”, “a veces” o “nunca”, durante al menos seis meses y en distintos contextos (hogar, escuela, actividades).

Señales de inatención

  • Se distrae con facilidad, incluso durante conversaciones
  • Parece no escuchar cuando se le habla directamente
  • No finaliza tareas escolares o juegos
  • Tiene dificultades para organizarse (olvida materiales, pierde objetos)
  • Reacciona ante estímulos mínimos, como sonidos o movimientos

Conductas hiperactivas e impulsivas

  • Se mueve constantemente, se levanta sin razón
  • Habla mucho e interrumpe frecuentemente
  • Le cuesta esperar su turno
  • Actúa sin pensar, con conductas a veces arriesgadas
  • Interviene en juegos o conversaciones sin ser invitado

Estas conductas suelen hacerse más evidentes en entornos estructurados como el aula escolar.

Problemas emocionales y sociales

  • Reacciona con rabietas o frustración desmedida
  • Tiene dificultades para hacer o mantener amistades
  • Se rinde fácilmente ante desafíos
  • Es muy sensible a críticas o correcciones
  • Se expresa negativamente sobre sí mismo

Estos síntomas pueden coexistir con ansiedad o estados depresivos.

Ejemplo práctico: Javier, 8 años

Javier cursa tercer grado en un colegio público de Sevilla. Siempre fue descrito como un niño enérgico, pero recientemente su profesora comentó que le cuesta seguir instrucciones, interrumpe a sus compañeros y no termina sus tareas. Sus padres, al notar también conflictos con otros niños y una baja en el rendimiento, decidieron consultar con un neuropediatra. El diagnóstico de TDAH fue confirmado. Gracias a un enfoque multidisciplinario —incluyendo terapia conductual y apoyo escolar individualizado— Javier logró mejoras significativas en pocos meses.

¿Cuándo consultar a un profesional?

Es recomendable acudir a un especialista si:

  • Tu hijo muestra varios de los comportamientos mencionados con frecuencia
  • Estos patrones afectan su vida familiar, escolar o social
  • Las estrategias educativas habituales no funcionan
  • Hay preocupación por parte del entorno escolar

Qué puedes hacer en casa: primeros pasos útiles

  • Establece rutinas claras: utiliza calendarios visuales o listas de actividades
  • Divide las tareas: sesiones de 15 a 20 minutos con pausas breves
  • Fomenta el reconocimiento emocional: haz preguntas como “¿cómo te sientes ahora?”
  • Crea un sistema de recompensas: pegatinas, puntos o tiempo extra de juego

Aplicadas con constancia, estas estrategias promueven la autorregulación y fortalecen la autonomía.

El rol de las familias: más apoyo, menos reproches

Los niños con TDAH necesitan comprensión. Evita frases como “¡siempre estás igual!” y cámbialas por “me gustó cómo intentaste concentrarte hoy”. El refuerzo positivo mejora la autoestima y la motivación. En cambio, los reproches constantes pueden agravar los síntomas.

¿Dónde buscar ayuda en España?

Puedes empezar consultando con el pediatra de atención primaria, quien derivará según sea necesario. También puedes acudir a centros de salud mental infantil (CSMIJ), orientadores escolares o servicios como Fundación CADAH o Asociación TDAH Catalunya. Plataformas como Doctoralia permiten gestionar citas con profesionales especializados.

Conclusión: comprender es el primer paso

Identificar signos tempranos del TDAH es clave para ayudar a tu hijo a alcanzar su máximo potencial. Esta checklist es una guía de observación, no un diagnóstico. Con acompañamiento adecuado, cada niño puede desarrollarse de forma saludable y feliz.