Cómo superar la ansiedad antes de un examen: 8 estrategias prácticas que funcionan

Por qué los exámenes generan tanta tensión

En los días previos a un examen importante, es común que el corazón lata más rápido, las manos suden y la mente se quede en blanco. Es la reacción natural del cuerpo cuando percibe una situación como una amenaza: el modo de alerta se activa. Sin embargo, cuando esta reacción es demasiado intensa, dificulta la concentración y la recuperación de la información aprendida. La ansiedad ante los exámenes no es una señal de incapacidad, sino un desequilibrio en la gestión de la energía y el estrés. El objetivo no es eliminarla por completo, sino regular su intensidad para que juegue a nuestro favor.

Ansiedad vs. nervios normales

Un poco de nervios puede ayudar a concentrarse, pero la ansiedad exagera los pensamientos negativos y dispersa la atención. Más que la falta de estudio, suele ser la sensación de no tener el control la que dispara el estrés. Cuanto más impredecible parece el examen, más tiende la mente a imaginar escenarios catastróficos. La clave es canalizar la ansiedad, no luchar contra ella, y centrar la atención en lo que sí se puede manejar.

Calmar el cuerpo: respiración de 60 segundos

Reducir las reacciones físicas ayuda a tranquilizar la mente. Un minuto de respiración consciente justo antes de empezar puede marcar la diferencia. Inhala por la nariz durante cuatro segundos, exhala por la boca durante seis, manteniendo los hombros relajados. Una exhalación más larga reduce la frecuencia cardíaca y el temblor en las manos. La respiración es el único control voluntario que tenemos sobre el sistema nervioso autónomo.

Pasos para la respiración de un minuto

  1. Siéntate con la espalda apoyada y relaja el cuerpo.
  2. Inhala 4 segundos, exhala 6 segundos, repite 5 veces.
  3. Pausa de 1 segundo al final de cada exhalación.
  4. Concéntrate solo en la sensación del aire entrando y saliendo por la nariz.
  5. Frota las manos para generar calor y vuelve al presente.

Reformular pensamientos para reducir la presión

Cuando aumenta la ansiedad, la mente repite frases extremas como “Si repruebo, todo se acaba”. Transformarlas en preguntas objetivas ayuda a ponerlas en perspectiva. Por ejemplo: “¿Este examen definirá realmente toda mi vida?”. La respuesta casi siempre es no. Frases orientadas a la acción como “¿Qué puedo hacer ahora mismo?” devuelven el enfoque al presente.

El día anterior: sueño, alimentación y cafeína

La preparación de la víspera influye directamente en el nivel de ansiedad. Reduce la cafeína a la mitad de tu consumo habitual y evítala después de las 14:00. Cena algo ligero y familiar, como pollo a la plancha con verduras. Apaga las pantallas dos horas antes de dormir y coloca un máximo de dos alarmas para evitar la verificación constante. No estrenes hábitos ni comidas nuevas el día antes.

Estrategia en el aula: los primeros 5 minutos y la elección del asiento

Minimiza las distracciones desde que entres. Si es posible, elige un asiento alejado de las zonas de paso. Cuando recibas el examen, dedica 30 segundos a identificar las preguntas más fáciles y planificar el tiempo. Empieza por las que dominas para ganar confianza y deja las más difíciles para después. Un inicio exitoso cambia la percepción de todo el examen.

Mejorar el estudio: práctica de recuperación y repetición espaciada

La ansiedad aumenta con el conocimiento poco consolidado. Sustituye la relectura pasiva por prácticas activas: preguntas, explicaciones en voz alta o ejercicios con huecos. Estudia en sesiones cortas varias veces al día, aumentando los intervalos poco a poco. Registra tus errores clasificándolos (falta de concepto, error de procedimiento o despiste) y prepara una hoja A4 para la revisión final. Cuanto más practiques la recuperación, más confianza tendrás.

Simular las condiciones reales con exámenes de prueba

El ruido, la presión del tiempo y la presencia de un supervisor pueden desestabilizar. Reproduce estas condiciones: mismo tipo de bolígrafo o lápiz, misma duración y reglas. En México, muchos estudiantes utilizan gratuitamente exámenes de admisión o pruebas de la UNAM y el IPN para entrenar. Usa los resultados para ajustar tu estrategia, no como juicio de valor. La familiaridad es el mejor calmante.

Controlar una crisis de pánico durante el examen

Si sientes mareo, respiración acelerada o hormigueo, fija la vista en un punto del escritorio. Nota el contacto de los pies con el suelo, exhala 6 segundos e inhala 4, repite dos veces. Bebe un sorbo de agua y presiona suavemente la parte interna de la muñeca para percibir la temperatura corporal. Si es necesario, informa al supervisor. La crisis siempre es temporal: pasará.

Plan de calma en 30 segundos

  1. Escaneo sensorial 5–4–3–2–1 (lo que ves, oyes y sientes).
  2. Dos ciclos de respiración: 6 s exhalación, 4 s inhalación.
  3. Empieza con la pregunta más fácil para retomar el ritmo.

Herramientas útiles: listas de control y temporizadores

Escribir tus pasos y materiales reduce la carga mental. Ten tres listas: para la víspera, la mañana y durante el examen. Configura los temporizadores en modo vibración y usa aplicaciones simples como “Forest” o “Focus To-Do”. Evita el seguimiento excesivo que pueda aumentar la ansiedad. Las herramientas deben simplificar, no complicar.

Plan de 2 semanas para fijar hábitos

Una estrategia se consolida con la repetición. Semana 1: práctica diaria de respiración y recuperación de información. Semana 2: exámenes simulados en condiciones reales y consolidación de la estrategia de los 5 primeros minutos. Mantén la rutina de sueño y el control de cafeína todo el tiempo. Ajusta las listas a diario y registra los logros para repetirlos. Los hábitos reducen el esfuerzo mental y mejoran el rendimiento.

Aviso importante

Este artículo tiene un propósito informativo y no sustituye el diagnóstico o tratamiento médico. Si la ansiedad o los ataques de pánico interfieren con tu vida diaria, consulta a un profesional de salud mental o utiliza líneas de ayuda disponibles en tu región. Las técnicas aquí presentadas son complementarias y deben adaptarse a cada persona.